lunes, 15 de mayo de 2017

PREMIADOS CATEGORIA NARRATIVA 2017 - Ens. Media

PRIMER LUGAR: "Si a jugar venimos" 
Cristobal Salcedo - IV° Medio


Si a jugar vinimos
Hoy me llamo Daniel, tengo 15 años y me gusta jugar a la pelota. No soy muy bueno, pero estoy seguro que sería mejor si mis amigos me acompañaran a jugar en las tardes, pero no los dejan. Por eso mismo estoy obligado a jugar a otras cosas. Me gusta imaginar, imagino que puedo salir corriendo o quizás volando. Pero, aunque pudiera hacerlo no sé cómo volvería a mi casa. Me gusta imaginar que nos dan peras, no porque me gusten las peras, sino porque cuando me dijeron que iba a venir hacia acá, dijeron que el lugar tenia peras. Puedo pasar toda la tarde imaginándome cosas unas entretenidas, otras de libertad o incluso algunas muy tristes. Cuando me pongo triste intento pelear contra esas emociones, el problema es que me dicen que soy muy violento. Cuando me pongo violento solo el afilado beso en el brazo de las mujeres que se van a casar me calma. Nunca me han querido contar con quien se van a casar, pero no me imagino otra razón para estar de blanco el día completo.
            Hoy me llamo Andrés, siempre me quise llamar así, lo encontraba muy buen nombre. Nombre de persona exitosas. Hoy tengo 21 años, la edad que todo el mundo quiere tener. Me gusta soñar que estudio una de esas carreras bakanes como ingeniería comercia o derecho. Pero jamás medicina, los doctores son malos conmigo y nunca me han caído bien. Me gusta creer que estoy en una de esas universidades caras a la que va la gente con plata. La UDD creo que le llaman ¿universidad del demonio? Me pregunto yo, ¿quizás sea universidad del desastre? No importa en todo caso. Me gustaría creer que mis compañeros que ya no están en esta universidad es porque se echaron un ramo, pero no me gusta engañarme a mí mismo (básicamente porque todos me dicen que no lo haga). Es por eso que tengo que afrontar la realidad (que también me lo dicen harto) y asumo que el rector de la universidad lo expulsó. Él es una mala persona que siempre está en la última oficina del piso más alto del edificio central. Es súper desagradable hablar con él. No sé si es porque me molesta su voz o por cómo trata a los profesores. También puede ser porque tampoco nos da peras a los alumnos, o eso me prometieron mis papás cuando me matricularon en esta universidad.
            Hoy me llamo Cristopher, no sé qué edad tengo. Cada vez que estoy cerca de averiguarlo llega una vieja de mierda (sé que no me tengo que referir así a las señoras que me ayudan, nunca he sabido a que me ayudan, pero sé que lo hacen) y me manda de vuelta a mi habitación. No puedo evitar tenerles odio, no solo por lo que les acabo de contar. Cada vez que estoy jugando a las peleas con mis amigos o al escape de la cárcel llegan a arruinar nuestra diversión. Primeros nos ofrecen dulces, nos intentamos resistir, pero como son brillantes y sabrosos nosotros aceptamos. Lo siguiente que recuerdo es estar en mi cama con mucho dolor de cabeza, como si el día anterior hubiese salido a carretear y me hubiese tomado hasta el agua del florero. Espero entiendan porque las odio, a ellas y a sus horribles trajes de blanco. Blancos como la sotana del cura que nos viene a visitar una vez al mes. O por lo menos eso dicen que viene una vez al mes. Tampoco es que me importe, no soy religioso, quizás por eso me dicen ateo.
            Hoy me llamo Manuel, tengo 8 años y me gusta jugar a la jungla. El problema es que en la jungla hay muchos animales, y yo estoy aquí jugando solo. No es como que no haya más personas con las que jugar, sino que nadie quiere jugar conmigo. Dentro de la jungla hay muchos animales exóticos los cuales me gustan interpretar. Cuando hago de iguana puedo pasar horas de guata al piso arrastrándome por todo el patio. Cuando hago de tigre gateo por todas partes y los miro con un dejo de soberbia, como si yo fuera el más poderoso e importante del lugar. Cuando tengo que ducharme me gusta ser un cocodrilo, me muevo muy lento antes de llegar al agua, pero abajo del chorro me siento ágil y veloz. De vez en cuando me gusta ponerme en el papel de insecto, y paso el día completo escondido detrás de una planta o una pared bien en el fondo del edificio. Pero de todas maneras el papel que más me gusta personificar es el del chimpancé. Los encuentro bonitos y juguetones, como yo (tengo claro que la modestia no es mi mayor virtud). Me gusta jugar a ser un chimpancé porque la mayor parte del tiempo están arriba de un árbol, como yo, que vivo en un peral, o quizá deba decir que vivo en el peral. Otra cosa que me gusta de ser un chimpancé es escapar de las serpientes blancas. Aunque debo decir que estas mujeres son las únicas que juegan a la jungla de vez en cuando conmigo, o eso creo. Pero lo que definitivamente más me gusta hacer cuando soy un chimpancé es saltar de árbol en árbol con una liana. Pero como aquí no hay lianas uso las cuerdas que mis compañeros más viejos usan de cinturón. Esas cuerdas las cuelgo alto, como en las lámparas o en los bastidores de las cortinas. Y después me afirmo el cuello con la liana, pero en esta parte del juego siempre me interrumpen. Hoy en la mañana fue la última vez que jugué a ser un chimpancé, y para que nadie me interrumpiera procure levantarme muy temprano y jugar en silencio para no molestar a nadie y que nadie me moleste a mí. Hoy fue la primera y última vez que pude jugar con la liana libremente. Hasta que no sentí más energías para seguir jugado y de a poco me fui quedando dormido.



SEGUNDO LUGAR: "501" 
Luciano Acuña - II° medio


501
 La gente del edificio dice que lleva mas de cinco años viviendo en el departamento 501, dicen que antes trabajaba en una fabrica textil en el centro, incluso dicen que tenía un puesto importante de gerente o algo así, pero la compañía quebró y perdió todo. Ahí fue cuando encontró el departamento vacío y lo transformo en su cueva, hace ya cinco años, y todavía nadie se atreve a sacarlo… quizás ni siquiera existe…al menos yo nunca lo he visto. Algunos dicen que han escuchado gritos durante la noche, como si estuviera discutiendo con alguien, pero todos saben que esta sólo.

Hace unos días escuche a la señora del 307 decirle a la del 302 que alguien compró el departamento 501, y  llevándose la taza de te hacia sus labios empastados con rush le dijo que deberían a llamar a los pacos para sacar al “endemoniado”.

Ayer mientras estaba durmiendo llegaron a buscarlo, eran como siete pacos vestidos con armaduras de power ranger, rompieron la puerta y entraron gritando como si estuvieran en una película de Hollywood, me agarraron por los brazos, me llevaron hasta abajo  y me metieron en el furgón. Hoy me llevaron donde un psiquiatra, me dijo que tengo trastorno de doble personalidad y que mañana me van a llevar a un manicomio, pero deben estar equivocados por que yo nunca he visto al tipo del 501.          




TERCER LUGAR: "Día 1" 
Valeria Velásquez - II° medio

Día 1
-Te juro que nunca más-dijo algo exasperado
-Me hiciste daño- dijo ella, tratando de cubrir lo morado de su mejilla con base y polvos de maquillaje 
-Lo siento, pero odio cuando andas de puta- dijo él mirando hacia otro lado
Ella se detuvo un momento con la mirada perdida-tienes razón, lo siento-respondió dandole un pequeño beso el la mejilla en forma de disculpas.

Día 29
Ya no era sólo un moretón en la mejilla...era uno en el ojo, otros cinco en el brazo, unos cuantos en las piernas  y dolorosas palabras que no dejaban de repetirse en su cabeza "maraca, suelta, estupida", eran solo algunas de ellas que le había repetido una y otra vez desde aquel primer golpe.
"Es mi culpa" "yo la cague" "él es bueno", es como lo excusaba sin darse cuenta de lo que sucedía.

Día 43
Un poco de maquillaje para ir a trabajar causó una pierna rota.
"Es mi culpa" se repetía inocentemente, intentando convencerse de esto.
Cuando el doctor le pregunto qué le pasó, dijo la típica excusa "iba distraída y me caí" y a pesar de que este sabía que no era cierto, decidió ignorarlo, "problema de cada uno" se dijo a sí mismo.

Día 98
Ya no eran solo golpes, palabras o empujones, esta vez, los celos de su esposo habrían causado la pérdida de su brazo izquierdo.
Ya no quería más, pero no sabia como salir de esta tortura que había tenido que soportar tanto tiempo.

Día 102
Ya era tarde...era tarde para contar su historia, para que se hiciera justicia, para que no se volviera a repetir la historia...era tarde.
La gente se lamentaba "era tan buena", "¿por qué no habrá hablado", "qué pena más grande".
Era una historia más, de una mujer menos, que se perdería en la historia.






TERCER LUGAR: "El ermitaño" 
Clemente Wacques - III° Medio


Una densa neblina invernal se apoderaba del pueblo, bajando con lentitud desde la nada que parecía ser el joven cielo de la mañana. Los habitantes la observaban con vaga incertidumbre desde las ventanas de sus casas mientras en sus mentes organizaban su día. Dentro de poco ya se arrastraban por las calles las primeras conversaciones, en su mayoría supersticiones sobre el inusual clima, supersticiones que tomaban fuerza al pasar de persona en persona.
Tal era el torrencial de estupideces sin fundamento que estas subieron al gran monte junto al pueblo, atravesando la espesa neblina y entraron a la mansión del nuevo ermitaño del pueblo como una paloma asustada, éste adivinaba con ojos testarudos los primeros sonidos de autos y gargantas que sepultaba el mar blanco que se extendía en la sima del monte – fetichistas del misterio - pensaba – si tan solo supieran lo fácil que es vivir en la verdad.
Por las mañanas se sentaba arriba de una larga mesa en el salón principal mirando con los ojos blancos el alba que entraba por un gigantesco ventanal en cuarto de circunferencia que se extendía en el lejano cielo; cualquiera que lo mirara desde el techo por esos cristales lo vería como una manchita redonda en un rectángulo, acompañada del lento paso de la luz solar que convertía todo en oro. Este día en particular un cosquilleo bajó desde los ojos hasta su nariz y después de arrugar aún más su anciano rostro un estruendoso estornudo salió de su boca causando un eco de iglesia.
Mientras tanto, los pueblerinos se miraban los unos a los otros, como confirmando si de verdad acababa de suceder lo que pensaban: absolutamente todos habían estornudado simultáneamente. La sincronización fue tal que una sensación molesta retumbó en los oídos. Algunos solo compartieron risas nerviosas pero otros se mostraban altamente alterados ante el grotesco suceso y miraban hacia arriba boquiabiertos, presenciando como el cielo era dominado por la neblina.
Después de su ritual para recibir el día, el anciano se bajó de la mesa con impresionante agilidad y quedó mirando al antiguo roble manufacturado, extendió su mano izquierda y procedió a hacer una serie de movimientos torcidos pero sistemáticos con sus falanges. Seguido de esto se materializó a lo largo del mesón un grosero banquete, como de rey mimado, los pilares de sol que bajaban del techo hacían brillar las lubricadas carnes y permitían ver la humeante insinuación de los platos servidos. A continuación se acercó a la entrada con pasos solemnes y abrió las grandes compuertas, dejando entrar al salón principal la vista a la blanca planicie etérea que se extendía a pocos metros debajo de la mansión, con únicos relieves las crestas de los montes vecinos.
El extraño día tensaba el aire, la gente intentaba ocultarlo pero se podía ver en sus miradas como detrás de sus ojos se apretujaban los pensamientos intentando aguantar la incomodidad que se despertaba en lo mas profundo de la intriga. Corrían por los oídos profecías y leyendas que buscaban explicar el orden de los hechos, todas comenzaban a partir de “El Gran Estornudo”, unos decían que el estruendo habría perturbado el sueño a los seres que se ocultaban en el bosque y que estos vendrían a la ciudad a saquearlo todo, otros afirmaban que el ruido era esperado por la neblina y que esta comenzaría a hacer desaparecer a las personas que caminaran solas, algunos decían que el pueblo entero se había trasladado a otra parte del mundo después del relámpago pulmonar. Todos estos supuestos eran primeramente rechazados por su falta de sentido común, aún así estos comenzaron a tomar credibilidad a medida que El Gran Estornudo se magnificaba en el recuerdo de las personas 

No hay comentarios:

Publicar un comentario