Tercer lugar narrativa: Sofía Donoso III° medio
Gigante roja
No estoy segura de donde estoy, aquí en la
oscuridad todo parece más triste y frío. Quiero salir, se que si salgo me
esperará algo mejor allá afuera. ¿Pero dónde estoy? Mientras más camino, menos
avanzo y el camino parece no terminar jamás. No tiene sentido seguir avanzando,
pero tampoco quedarme en donde estoy. No puedo diferenciar entre el día y la
noche, pero a veces, solo a veces, escucho una voz, una voz que me susurra que
no es el fin, que debo continuar hasta llegar a la luz. Siento que me he
transformado en una especie de energía, de ente. Quizás me volví loca, o quizás
solamente me perdí. Intento todos los días recordarme, ya no sé como luzco ni
como soy. A veces sueño y recuerdo como
llegué aquí, pero no distingo entre los sueños y la realidad. Mejor me pongo a
soñar, quizás así encuentre alguna respuesta.
Flashback:
Una pequeña tensión se sintió en el
aire, como si estuviera más pesado y concentrado que nunca. Mientras caminaba
fui presente de como el sol estaba más ardiente que nunca....Cada día se acerca
más. Las temperaturas tan altas han hecho que el sistema colapse, partiendo por
las plantas y los animales. Estos fueron los primeros en comenzar a sufrir las
consecuencias de la gigante roja. No pasó mucho tiempo para que los humanos
comenzaran a enloquecer.
Mucha gente muere estos días, ayer un
loco se avalanzó sobre mi e intentó morderme en el hombro, por suerte alcanzé a
sacar mi cuchillo y lo hundí en su estómago.
Mientras sigo mi camino, soy testigo de
como una luz comienza a aumentar en tamaño e intensidad en el cielo, con las
manos cubriendo mis ojos por el dolor, espero unos segundos, pero siento que he
quedado ciega, asi que mantengo mis ojos cerrados fuertemente. Después de lo
que yo habría estimado unos cinco minutos,
vuelvo a abrir los ojos y de inmediato los cierro debido a la intensa
luz. Aún así con los ojos cerrados, puedo ver la luz a través de mis párpados.
Pero luego no... Vuelvo a abrirlos y solo hay oscuridad.
Fin del flashback.
Eso es lo último que recuerdo, y ahora estoy
aquí. No es como un túnel, ni como una cueva oscura sin salida, o como un
laberinto. Más bien es como un vacío. Estoy atrapada en otra dimensión. La
gigante roja ha alcanzado a la Tierra.
No diré fecha alguna, ni año, ni siglo. Ya que
por más que me siga preguntando porque pasan las cosas, vuelvo a llegar a la
conclusión de que pasan porque tienen que pasar. A veces uno intenta
atrasarlas, evitarlas... Pero sabiendo que tarde o temprano van a suceder.
Quiero que quede en claro que, sí, existe el apocalipsis, el mundo se acaba y
la gente con el también. Pero yo no, sigo existiendo, de alguna manera. Es como
si mis sentidos se hubieran ido, pero no son mis sentidos lo que me preocupan,
estoy autoconvencida que soy una especie de energía atrapada en algún lugar del
macro o micro universo. Siento que he progresado, que me he desdoblado, que soy
energía, energía dispuesta a propagarse por el espacio.
Incluso el sol más grande de una galaxia, es un
pequeño grano de arena en el universo.
¿Y qué es el universo? Un espacio infinito lleno de soles y cuerpos. ¿O
es más que eso? Tengo todas las respuestas...
Incluso de las preguntas que aún ni siquiera te podrías imaginar. No
creo que estés preparado ni mental, ni espiritualmente para saberlas. Nadie que
haya vivido lo que yo, podría comprenderlo sin explotar. Literalmente.
Siempre fui atea. Sin creencia absoluta, menos en Dios. Me parecían
inventos, los milagros coincidencias y las religiones, estupideces. Viví una
vida creyendo que todo terminaba al morir. Como si el cuerpo fuera una especie
de máquina con fecha de caducidad, que deja de funcionar para siempre. Siempre
fui realista y objetiva, desde pequeña.
Y puede que tú pienses igual, lector. Que dudes
de la existencia de un Todopoderoso, que creas que las religiones son una
falacia. Quizás tu pienses que todo está en el universo, en las vibras y energías,
en los "extraterrestres". Podría darte semanas de anécdotas de ellos
y aún así, me quedarían siglos.
Quiero que sepas que dejé de pensar que Dios no
existía. Yo nunca creí en él... pero algo ocurrió. Aquí sola, en la nada,
escuché una risa. La risa de mi hermanita, que murió hace ya tiempo.
Aquello me hizo creer que estaba claramente
muerta, en el "más allá". Pero a pesar de no tener piernas, sentía
que avanzaba, de alguna forma seguía, no sé si lentamente o rápidamente, aquí
el tiempo no existe.
Mi hermana, era tan pequeña... a pesar de su
enfermedad. Nuestros padres nos abandonaron apenas aprendí lo básico de la
vida.
Con mi hermana salíamos todos los días a
pasear, la llevaba a los lugares en los que crecí, a los lugares lindos, en los
cuales habían una o dos flores, esperando marchitarse rápidamente, como el
resto de los seres. Los pocos humanos que quedaban se dedicaban inútilmente a
plantar, con la esperanza de crear huertos, eso era imposible... Pero la
esperanza difícilmente se pierde, la mayoría la había perdido, pero algunos se
dedicaban a plantar pequeñas flores, con el fin de contemplar como se
marchitaban a los dos días, era muy triste.
Una vez, mi pequeña hermana intentó arrancar
una de esas flores para llevársela a casa. Pero cuando la atrapé en el acto, le
dije:
- Contémplala... No la recojas, déjala vivir un
poco más. Las cosas bellas de la vida, deben ser admiradas, no poseídas, porque
si no, dejan de ser lo que son realmente. Ella me asentía con la cabeza, no
estoy segura de que realmente me haya entendido, pero dejó de intentar
arrancarla, y eso me puso feliz. Había entendido el mensaje.
Cómo quisiera vivir en otra época, cuando el
mundo estaba repleto de animales y vegetación. Cómo me hubiera gustado tener un
perro, o un gato... o cualquier animal. Pero más que nada, me hubiera gustado
estar viva cuando “ellos” llegaron. Ellos intentaron salvarnos
muchas veces, pero nosotros no los dejamos. Ellos eran seres superiores,
utópicos, con almas hechas de amor. Para intentar salvarnos, se mezclaron con
nosotros. Era una idea extraterrestre para salvar el planeta, del odio y del
mismo ser humano.
Se mezclaron, y ese siglo cambió claramente la
historia, nuevos filósofos, mesías, y
personas importantes surgieron, con la idea clara de la utopía. Funcionó hasta
cierto punto, hasta que el humano decidió echarlos, decidió que no eran dignos
de vivir en el planeta tierra. Que nosotros estábamos perfectamente bien sin
ellos. El odio ganó, nuevamente.
Y el humano se encargó de que cada uno de ellos
se fuera de nuestro sistema solar. Había sectas, llamadas "sangre libre",
los cuales habían rechazado cualquier contacto con "ellos",
cualquier idea de mezclarse y dejar que vivieran con nosotros. Mataron a todos
los que pudieron, millones y millones, hasta obligarlos a marcharse. El hombre
hizo la peor cosa que jamás alguien pudo hacerles. Les rompieron el corazón. De
todas las cosas malas que el hombre hizo en la historia, esa fue la peor,
porque eran seres puros, llenos de amor y sin nada de malicia. Tenían muchísimo
poder, pero no se defendieron ni una sola vez, jamás se vengaron ni intentaron
hacernos daño. Y nosotros les rompimos el corazón... Aún después de que se
fueran, su genética siguió entre nosotros, así que se podría decir que hay
gente semi-pura en este planeta todavía, gente que intenta hacer el bien, un
cambio, o simplemente gente con mucho amor en su corazón, con el alma inocente.
Lamentablemente el más fuerte sobrevive. Los
niños mueren, los ancianos, los animales y las plantas. Yo he tenido que luchar
por mi vida, he robado e incluso asesinado. No me arrepiento de nada, supongo
que el instinto de supervivencia es más grande que la misericordia y el
arrepentimiento. Nunca me enamoré, jamás conocí ese tipo de amor. Pero el amor
que tenía por mi pequeña hermana, era un amor incondicional, era la única
persona que tenía en el mundo. Éramos ella y yo. Mientras estaba viva, le
enseñé lo esencial, como a escribir su nombre. Nunca aprendió a escribirlo con
un lápiz. Nunca puso sostenerlo de tal manera, pero sí era capaz de escribir su
nombre en la arena. Padecía una enfermedad extraña, se veía como una niña
completamente sana, bella, de cabellos largos y rizos color castaño, sus ojos
siempre estaban llenos de asombro, siempre sonreía y se veía feliz.
¿Eso es una enfermedad? -ustedes pensarán-.
Pues ella tenía exactamente 7 años cuando murió. 4 años cuando nuestros padres
nos abandonaron, y tan solo 2 años cuando detectamos su enfermedad. No tenía
problemas de coeficiente, ni tenía una enfermedad conocida. Ella no hablaba, ni
se comunicaba. Parecía que comprendía todo, de alguna forma, de la suya. En
ella el odio no existía, ni el miedo, ni la malicia. A veces cuando me
despertaba de una pesadilla en medio de la noche, ella me daba la mano, y me
daba seguridad. Siempre estuve segura de que ella en su sangre, tenía la de “ellos”.
Ella debió salvarnos a todos, estaba destinada a ser nuestra salvadora, mi
hermana, era la única esperanza. Pero unos salvajes, se encargaron de evitar
eso. Me duele tan solo recordarlo, podría decirles que es lo más horrible y
salvaje que he visto en mi vida.
Antes de que el mundo se acabara, las cosas
estaban mal, muy mal. Los humanos se volvieron violentos, se unieron para
acabar con el poder de las autoridades, no había control, era una completa
anarquía de la cual nadie se puede imaginar. No existía castigo, ni policía, ni
cárceles. Comenzaron a transformarse en bestias.
He aprendido
todo sobre la historia de la humanidad, ya que la educación, en el siglo XXIII
se convierte en una nueva potencia, los profesores son los maestros del saber,
la pedagogía se convierte en la profesión mejor pagada de la tierra. Por lo
tanto, las generaciones siguientes comenzaron a ser muy cultas, llenas de
sabiduría y dispuestas a realizar cambios para la comodidad y bienestar de la
gente. Decidieron que 24 horas no era suficiente tiempo para un día, por lo
tanto, decidieron extender las horas diarias a 30. ¿Cómo? Pues descubrieron una
forma de cambiar el eje del planeta, a través del centro de a Tierra. Gracias a
esto, lograron que la Tierra rotara un 11% más lento, para así aumentar las
horas de luz. Por este cambio, las horas laborales aumentaron a 12, al igual
que una jornada de aprendizaje. De esta forma, las generaciones comenzarían a
ser más sabias, la gente podría trabajar más, por lo tanto, ganar más, la
pobreza disminuía cada día, ya que debido a los nuevos descubrimientos, siempre
se necesitaban trabajadores. Pero por supuesto, que la explotación humana,
comenzó a crear el desastre. Debido a que las horas de noche, eran solamente
10, la gente comenzó a malhumorarse cada vez más, y por lo tanto, también a
enfermarse. No solo de cansancio, si no, también de cáncer, específicamente a
el de la piel.
Se sabe que la
capa de ozono empezó a adelgazar desde que iniciaron las fábricas, los
automóviles y sus derivados. Pues entonces, para aquella época estaba
severamente dañada. Y 20 horas de luz solar al día, fue la causa de más de tres
mil millones de gente con cáncer a la piel. Y como la capa de ozono, tarda
muchísimos años en regenerarse, los humanos decidieron hacer algo
desesperadamente. Tardaron 10 años en crear una bomba, con destino al sol, la
cual hizo que el sol perdiera un 30% de intensidad. Lo cual provocó que las
temperaturas bajaran considerablemente. Tanto así, que Saturno era inhabitable.
De esta
manera, el cáncer bajó, y la sequía acabo. Pero comenzó otro problema, el
invierno constante. Lo cual provocó que se extinguieran más de 104 especies, de
las cuales 88 eran de los países caribeños. Fue un milenio lleno de frío, y el
humano arrepentido, busco soluciones por más de dos siglos. Pero no las
encontró. El planeta se estaba congelando, se pensaba que así iba a terminar el
mundo, congelado. Pero ahí es cuando ellos llegaron.
El cielo se puso
rosa, como cuando está comenzando a anochecer, las nubes se pusieron más
blancas que nunca, era algo maravilloso que ver.
La llegada de
estos seres fue mediante una estrella, que misteriosamente apareció en el cielo
junto a la luna. Los astrólogos hablaban de ella como un milagro, una
salvación... De esa manera entraron a la tierra, a través de los astrólogos,
ellos les comunicaban cosas. La gente estuvo muy atenta a todos los mensajes.
Hasta que un día, decidieron bajar.
No fue algo
caótico, no aparecieron naves en el cielo atormentando a la población,
simplemente, uno de ellos bajó y se presentó. ¿Apariencia? Pues no son seres
verdes con ojos enormes en la cara. Se parecen más a nosotros de lo que la
gente cree.
Son
fisiológicamente casi similares, solo que no poseen pulmones, respiran a través
de la piel, de esa manera pueden vivir en cualquier ambiente. Poseen un
estómago e intestino, es algo similar al nuestro, pero mucho más pequeño. No
tienen mucha capacidad estomacal, ya que se conforman y pueden vivir con muy
poco alimento. Son muy delgados, y su piel tiene un tono celeste muy claro. Se
reportaron de forma anónima en la NASA, al parecer sabían todo acerca de la
Tierra, sobre sus habitantes y su historia, también de sus conocimientos. A
primera vista, los científicos creyeron que se trataba de una farsa,
naturalmente. Pero luego de analizar su cuerpo, su ADN y su fisiología,
decidieron creer.
De a poco
fueron bajando, integrándose a la población. Fueron bienvenidos por todos, ya
que eran seres realmente maravillosos, se trasladaban en forma de luz, por lo
cual no necesitaban naves ni medios de transporte.
Nos aportaron
información sobre el universo, nos ayudaron a curar enfermedades, pero por lo
que realmente vinieron, fue para darnos una solución.
Ellos venían a
darle vida de nuevo a nuestro sol. Con ayuda de nuestros mejores científicos,
ingenieros y otros profesionales, lograron crear una bomba, con elementos
terrestres y extraterrestres jamás vistos nunca. Esto hizo que la tabla
periódica tuviera más de un millón de elementos nuevos.
En otras
palabras, ellos nos salvaron, esa bomba restauró al sol. Hizo que recobrara su
intensidad normal y devolvió a la tierra los días normales que hace siglos
habían acabado. Todo volvió a ser como antes. 24 horas diarias. Desde su
llegada, todo era prosperidad en la Tierra. El cáncer disminuyó notablemente y
la capa de ozono se restauró un 79%. Se podría decir que el planeta jamás había
estado mejor.
De a poco
comenzaron a llegar más y más, integrándose a nuestra sociedad. Se mezclaron
con los humanos y nació una nueva raza, la cual genéticamente era casi tan
poderosa como la de ellos.
Las personas se
contagiaron con su amabilidad y amor, se podría decir que la humanidad habría
alcanzado la utopía. Pero el humano venció.
Muchos
comenzaron a protestar, ya que consideraban que el planeta era nuestro y no de
ellos. Muchos se sintieron invadidos al poco tiempo, ya que cada vez habitaban
más. La gente le teme a lo desconocido,
es ignorante. Y aun así, sabiendo que
eran inofensivos y nos ayudaron a recuperar la paz del planeta, desconfiaron.
Con las
décadas, el humano volvió a encontrarse con sí mismo, con su egoísmo y
superioridad, y se formaron las sectas de “sangre libre” (lo cual era casi
imposible) con el fin de desterrar a estos seres de la Tierra. Dos siglos, dos
siglos tardaron en convencer a la mayoría de la población. No lo lograron, pero
se unieron de tal forma, para matar a todos. Alienígena o humano que estaba en
contra de aquella barbaridad. Fue lo más salvaje que ha ocurrido en la
historia. Si han oído de la segunda o tercera guerra mundial, esto fue un
millón de veces peor.
Finalmente,
los alienígenas se marcharon, junto con un pequeño grupo de humanos valientes,
guerreros. Jamás mostraron oposición alguna, ni violencia. Se dejaron torturar
sin oponer resistencia. Y un día, una gigantesca nube apareció en el cielo, y
para cuando se esfumó, ellos también lo hicieron. Dolidos, y
destrozados.
El humano
había triunfado. La gente sentía miedo, vivía deseando que volvieran, pero
debían ocultar su pensamiento, ya que
los de la SSLA (Sociedad de Sangre Libre Alienígena), no cerraron los
campos de tortura, con la intención de seguir torturando a aquellos que estaban
en desacuerdo. Pasaron algunos siglos, donde la sociedad se estabilizó. La SSLA
ya no existía y la gente vivía en paz. Pero es ahí cuando todo comenzó a
empeorar. El sol inició prematuramente su etapa final. Parecía imposible, los
astrónomos no pudieron explicarlo... Al parecer, el universo nos estaba
castigando, por haberles roto el corazón... Por haberlos desterrado y
torturado.
No era obra de
ellos (muchos pensaron que era su venganza contra nosotros), pero los
astrónomos, aseguraron que aquello era imposible. La venganza no estaba en su
naturaleza.
El
arrepentimiento surgió. Y todos rezaron para que volvieran por nosotros. No
había otra solución. Solo ellos podrían volver por nosotros y salvarnos. Pero
no lo hicieron.
Y así, con el
tiempo, el Sol se comió a Mercurio y a Venus...
Yo nací en ese
entonces, cuando el sol se encontraba prácticamente sobre nosotros.
Los humanos no
pudieron construir naves espaciales, porque al salir a la atmósfera, estas se
derretían. ¿Cómo logramos sobrevivir tanto?
Porque
lograron crear una capa extra.
Lograron fabricar
una bomba con tal altas temperaturas, que al salir de la Tierra el sol no tenía
efecto sobre ella. La bomba consistía en explotar fuera de la Tierra, creando
una capa de gases que mantendría al planeta protegido por más tiempo de los
efectos del sol. Tenía una especie de filtro contra los rayos UV y energía.
La humanidad
se acostumbró a vivir con temperaturas extremadamente altas...
Hace ya mil
años, que la Antártica no existe, al igual que el polo norte... Muchas islas y
territorios han desaparecido, más de dos millones de especies se han extinto.
Uno de los
lugares que más me habría gustado conocer, sería la Antártica... He visto
tantas fotografías y videos sobre ella... como me gustaría ver a un pingüino, o
a un león, o a un elefante. Casi todos los animales se extinguieron. Excepto
los reptiles. Estas criaturas sorprendieron a la humanidad sobreviviendo a
altísimas temperaturas, animales como: iguanas, tortugas, lagartos. E insectos
como: hormigas, escorpiones rojos y escarabajos.
Al parecer,
tan solo esas especies lograron evolucionar y fortalecer su resistencia para
sobrevivir. Pero todo llegó a su fin. Y para el momento en el cual yo tenía 17
años, el sol se comió a la Tierra.
Y aquí estoy,
atrapada en el universo, no siento mi cuerpo, pero siento mi alma, mi alma en
busca de esa risa... De esa luz. No sé cuánto tiempo me queda, llevo vagando
aquí en el espacio durante mucho tiempo, esperando ver esa luz de nuevo.
Habrán pasado
un millón de años, quizá un minuto o menos... como dije, aquí el tiempo no
existe. Hasta que vi una luz, tenue y para nada abrumadora, cada vez se fue
haciendo más grande, se llenó de colores, y todo lo que era oscuridad se
convirtió en estrellas, en una especie de pantalla con meridianos y paralelos,
semi-invisibles. Estoy en presencia de un universo paralelo, he llegado a algún
punto de universo, donde comienza otro. He avanzado.
Y escucho una
risa, la misma risa. Algo surge en mí y me hace sentir más viva que nunca, me
carcome una sensación de nostalgia y felicidad, siento como lloro de emoción, a
pesar de que no me salgan lágrimas. De nuevo la risa, y una voz familiar. Muy
familiar. La mía.
En la gran
tela universal que parece una pantalla, me veo a mí y a ella. Muy felices
caminando por la costa, la cual se ve llena de vida como en las fotografías. El
cielo está azul y con pocas nubes. Es el día perfecto. Me quedo observándolo,
por mucho tiempo, y desaparezco para siempre de la faz de la tierra.
He visto un
universo paralelo, en el cual yo y mi hermana estábamos a salvo, no había
infelicidad y la Tierra estaba como en un principio. Ahora solo tú, lector,
puedes salvar a la humanidad, ya sabes lo que ocurrirá. Detén la matanza,
protege al medio ambiente, gánale al odio. Permite que ellos nos salven
de la catástrofe y nunca los dejes ir. Solo así podrás salvarnos. Podrás
salvarme.
Muchas
gracias.
Segundo lugar narrativa: Florencia Troncoso IV° Medio
Ley de Causalidad Narrativa
-¡Voy a
hacerlo!- dijo el hombre- ¡voy a apretar el gatillo!
-¡Gustav,
detente!- dijo Emily- ¡No dispares, todavía eres joven!
El hombre,
Gustav, estaba en medio del salón, un revolver en su mano izquierda apuntaba a
su cien, la mujer, Emily, veía todo esto horrorizada desde cierta distancia,
había traído té para que conversaran y se había encontrado con una inusual
escena. Gustav estaba amenazando a un ente invisible con suicidarse si no se
revelaba, era casi como si tuviese una con versación con alguien.
-¡No te hagas el
listo intentando distraerme con tu narración!- gritó él- sabes tan bien como yo
que eso ya no funcionara, no más. Estoy harto de ser una marioneta en tu juego
enfermo.
Emily, mientras
tanto, pensaba en alguna forma de quitarle el arma antes de que fuese demasiado
tarde, pero sabía que corría el riesgo de ser ella quien recibiese el balazo,
era un alto riesgo.
-Oooh, así que
ahora me amenazas con matarla a ella, quita esa idea de su mente, es demencial.
Además, ¿de qué forma sería ella herida? ¿En un forcejeo por el arma?- el
hombre escupió en la alfombra- Me das asco.
-¡Gustav, por favor!
¡Por favor se razonable!- corrían lagrimas por las mejillas de la mujer,
también hipaba y moqueaba, pero esos detalles no siempre se ven bien en una
historia.
-¿Y ahora le
niegas un llanto decente solo porque es “antiestético”? eres más repulsivo que
un monstruo, y te maldigo por haber concebido la idea de nuestra existencia.
Desgraciado sin corazón, ¿Qué no ves que nosotros también sentimos, que tenemos
nuestras vidas? ¡No somos tus malditas marionetas!
Gustav continuó
divagando acerca de libre albedrío y las mentiras para encubrir la desgarradora
verdad, con esas palabras. Mientras tanto Emily estaba al borde de un colapso,
comenzaba a vislumbrar la gravedad del asunto. El pobre hombre necesitaba
ayuda, rápido, y de profesionales a ser posible.
-Así que quieres
desecharme ahora, ¿eh?, pues debiste pensar en ello antes de darme la capacidad
de escuchar, de ver. Ahora te ahorraré la molestia de deshacerte de mí haciendo
el trabajo yo mismo- no podría apretar el gatillo, era demasiado cobarde, no se
atrevería y era consciente de ello, sus piernas temblaban, sus manos temblaban
también, tragó saliva con dificultad, sentía un nudo en la garganta- ¡Deja de
decirme que sentir y que no!- y con esa ultima frase, apretó el gatillo…
…no hubo ruido,
Gustav miro el revólver y lo lanzó lejos. ¡Sin balas! ¡Claro que no tendría
balas! Incluso si hubiese cargado el arma justo antes de comenzar las amenazas,
incluso si había revisado dos veces por si acaso. Comenzó a reír, a reír a
carcajadas mientras lloraba, ojos exorbitados.
Primer lugar Narrativa: Clemente Wacquez
INTI
Por la ventana saludaba la azulada mañana, el sol se prestaba a echar
un vistazo a la depresión intermedia asomándose por la cordillera, los rayos
cálidos atravesaron las persianas y cosquillearon el ceño de Julián, este,
gruñó y le dio la espalda a la ventana.
Se merecia descansar un poco más, después de
todo, anoche se había desvelado avanzando trabajo en su casa, con un suspiro
siguió durmiendo.
El Sol, indignado, se echó a correr hasta
llegar justo arriba de la ciudad donde sudó un calor que le derritió los sueños
a Julián, quien despertó transpirado y completamente destapado.
Se sentó dificultosamente en la cama y se
estiró con un largo bostezo. Tanteó su velador en busca de sus lentes, se los
puso y vio la hora, su mandíbula cayó lanzando un graznido. En menos de un
parpadeo corrió al baño y se metió a la ducha, el agua cayó. Perdón jefe,
anoche entraron a robar y no pude dormir, hoy trabajaré hasta tarde –pensó
Julián mientras el vapor cubría su cuerpo.
Se metió en su auto y arrancó hacia la
oficina. El insoportable calor había convertido su coche en un horno, sus manos
sudorosas rotaban el borroso manubrio en las curvas que se le hacian cada vez
más largas, sus ojos comenzaron a perder sus orbitas.
Los segundos corrieron por el rostro de
Julián, cada vez más gruesos hasta que de su lampiño rostro surgió un frondoso
y canoso pelaje que crecía estrepitosamente, regado por el destrozado tiempo
que se retorcía palpitante en su mente.
El auto aceleraba más y más por la avenida,
la cual parecía no tener fin. Tal era el shock de Julián que sintió que sus
manos estaban clavadas al manubrio como si de una crucifixión se tratase.
Levantando las tupidas cejas sus confundidos ojos enfocaron una gigantesca luz
en el horizonte, el Sol. Entonces, el auto se estremeció violentamente y
despegó del suelo a una velocidad incomprensible, pronto en su parabrisas dio
lugar un espectáculo de llamas y chispas al que lo siguió un infinito color
negro, un color negro que se metió en Julian y personificó todos sus temores.
Su auto había abandonado la atmósfera terrestre.
En
segundos, Venus y mercurio cruzaron al lado de las ventanas, Julián no lo sabía
pero en esos momentos tenía 570 años.
Se detuvo frente a la gran estrella. Con un
rayo de majestuosidad flameante, el Sol pulverizó sus ropas y el automóvil,
dejando intacto al anciano. Julián logró ver con sus exhaustos ojos cómo
pequeños rayos se aproximaban a él lentamente cual tentáculos, le acariciaron
el rostro causándole un dolor que su mente ya no procesaba y procedieron a
meterse por su boca y bajar por la garganta. Pronto su piel comenzó a emanar
una palpitante luz amarilla que surgió desde el pecho y se esparció lentamente
a sus miembros hasta que sus ojos lanzaron una luz ébano con tal potencia que
destrozó su piel, desgarró sus músculos y separó sus huesos, convirtiéndolo
todo en cenizas. Los rayos quedaron sosteniendo un majestuoso orbe de luz
oscura que había sido extraído del alma añejada de Julián.
El primer orbe oscuro de origen terrícola
había sido extraído, pronto éste entro en órbita alrededor del sol como era
tradición de las estrellas recién iniciadas.
Las estrellas ancianas previamente
estuvieron de acuerdo en que ya era hora de que el sol hiciera su primer
sacrificio al dios supremo Inti, el que las observaba desde el centro de la
galaxia.
El sol lanzó finalmente el orbe a toda
velocidad hacia Inti para que este decidiera aceptar o no la ofrenda, de ser
aceptada, más orbes oscuros serían recibidos brindándole al sol en el día de su
muerte la entrada al paraiso etéreo del que las antiguas constelaciones han
escrito a lo largo de los años galácticos. Por otro lado, de no ser aceptado el
orbe, el sol seria castigado en una incandecente super nova.
Arrugas temporales, reflejos de proyecciones
que se trasladan al pasado, de una forma u otra la luz del sol entraba por las
persianas y cosquilleaban el ceño de Julián, quien abrió los ojos despertando
de un agitado sueño.
Se levantó a recibir la hermosa mañana,
abrió las persianas y bostezó. Observó al sol con una sonrisa nerviosa como
intentando recordar algún sueño que tuvo con él. La luz azul de la mañana
acompañaba sus pensamientos, pronto el entorno tomó un color rojizo y el ánimo
de Julián se transformó en preocupación. Miró a la cordillera y en sus ojos
brillantes se reflejó una luz carmesí.
Afuera en las calles se escuchaban gritos de
pánico. Julián observó la luz roja en el horizonte crecer y crecer.